La terapia de relación fascial es una manera de llevar a la práctica el concepto de globalidad que define a la osteopatía. Se basa en el hecho de que mediante un entramado de fascias todas las estructuras corporales pueden tener relaciones tensionales entre sí.
Es decir, una estructura mecánicamente alterada ( tensa, oprimida, congestionada, irritada, mal posicionada) a través de la red fascial puede transmitir su exceso de tensión a otra estructura. Si estás segunda estructura no es capaz de adaptarse y asomar la influencia, es probable que produzca algún tipo de somatología.
Démosle la vuelta a esta teoría, si nos encontramos con una estructura que produce algún tipo de somatología como podría ser un dolor o una contractura. Esta somatología puede ser derivada en parte de la situación propia de la estructura pero también en parte de la influencia fascial de alguna estructura que se encuentre a cierta distancia y si una aparente relación.
La terapia de relación fascial utiliza la palpación del tejido para leer sur movimiento Interno. A través de este movimiento interno podemos viajar por la red fascial valorando el estado mecánico del resto de estructuras corporales.
Una vez hallada la estructura que nos está ejerciendo la influencia tensional negativa se realiza una movilización simultanea de ambas estructuras que disuelve la relación alterada entre ambas.
La terapia de relación fascial es un derivado de la osteopatía, concretamente de la osteopatía fascial y resulta un complemento ideal para otras terapias como la fisioterapia ya que aumenta la eficacia de los tratamientos locales.